Estas longevas campanas me recuerdan aquellas que tañían en aquellos años de pantalones cortos; a las del Monte de las Ánimas, a tantas otras que con el paso de los años han ido acallando sus graves tañidos porque las manos que las volteaban han quedado yertas para siempre. Pero han quedado uncidas a mi corazón, tanto que se me antojan como las cavidades que lo conforman y que permitan que mis humores fluyan entre la sístole y la diástole de la vida. Un beso.
3 comentarios:
Me resisto a citar a Hemingway
...enhorabuena.
Un saludo.
Estas longevas campanas me recuerdan aquellas que tañían en aquellos años de pantalones cortos; a las del Monte de las Ánimas, a tantas otras que con el paso de los años han ido acallando sus graves tañidos porque las manos que las volteaban han quedado yertas para siempre. Pero han quedado uncidas a mi corazón, tanto que se me antojan como las cavidades que lo conforman y que permitan que mis humores fluyan entre la sístole y la diástole de la vida.
Un beso.
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